Extinción de incendios

Extintores

¿Qué son los extintores?

Un extintor consiste en un recipiente a presión que contiene un agente extintor (agua con aditivos, CO2 y polvo químico, son los más usuales) el cual puede ser proyectado y dirigido sobre el fuego mediante un gas impulsor. Son el sistema de extinción manual por excelencia. Pequeños y manejables, permiten extinguir con seguridad y facilidad un conato de incendio (humo, pequeñas llamas,…) antes de que se extienda.

La norma europea define 5 clases de fuego (de materiales sólidos, de líquidos, producidos en gases, de metales y productivos químicos radiactivos y de ingredientes para cocinar). Por tanto, existen distintos tipos de extintores dependiendo de su movilidad, del sistema de presurización, y de su eficacia en relación al tipo de fuego que sea capaz de extinguir.

Por norma debe existir un extintor a menos de 15 metros de cualquier punto ocupable en un edificio, en una ubicación visible y fácilmente accesible. Actualmente cualquier edificio, sea cual sea el uso al que está destinado (Comunidades de propietarios, garajes, empresas, locales comerciales, hoteles, colegios, hospitales…), e incluso los vehículos destinados al transporte de mercancías o personas, deben disponer obligatoriamente de extintores de incendio. La única excepción a esto es el interior de los domicilios particulares, que se entiende que quedan cubiertos con los instalados en las zonas comunes del edificio.

¿Qué tipos de extintores existen?

Los más destacables son:

Extintor de polvo polivalente

El extintor de polvo polivalente, que usa polvo químico de distintas composiciones para interrumpir la reacción de la combustión, y actúa también por sofocación. Se usan en fuegos de clase A, B y C, siendo especialmente eficaces en los de clase B. Los inconvenientes son la limitación de la visibilidad y la respiración en su uso en espacios cerrados.

Extintor de agua

El extintor de agua con aditivos utiliza una solución acuosa con aditivos químicos que actúan por enfriamiento del foco del incendio, y como sofocante dificultando el aporte de oxígeno al fuego. Son especialmente eficaces en los fuegos de clase A. Su inconveniente más importante es la conductividad del agua ante la electricidad, si bien los más modernos son dieléctricos hasta 35.000 V.

Extintor de dióxido de carbono

El extintor de dióxido de carbono, que almacena CO2 en estado líquido a presión elevada, y actúa por sofocación sobre el conato de incendio. Pueden emplearse para apagar fuegos de clase A, B y C, si bien se utilizan para fuegos de clase B. Sin embargo, su eficacia es mucho menor que los anteriores extintores, por lo que su uso es más limitado, al no superar los umbrales de eficacia exigidos para la homologación para su uso general.

¿Qué mantenimiento requieren los Extintores?

Siendo equipos que no se usan habitualmente, sino puntualmente caso de emergencia, se requiere de un programa de mantenimiento periódico que garantice su fiabilidad y correcto funcionamiento cuando sean necesarios. El programa de mantenimiento se encuentra establecido en el Reglamento de Instalaciones de Protección contra Incendios (R.D. 1942/1993).

Aunque en principio es una instalación que no debería resultar problemática, es preciso comprobar cada tres meses su accesibilidad y el buen estado aparente de conservación, así como los precintos e inscripciones. Además se debe comprobar también el estado de carga (el peso y la presión), y el estado de la boquilla, válvulas, manguera, etc.

Al margen de posibles fallos mecánicos, los extintores instalados en zonas poco transitadas o sin vigilancia, a menudo son objeto de vandalismo. Extintores robados, disparados o golpeados es algo relativamente frecuente.